El budismo es una tradición milenaria que ha llegado con mucho éxito a occidente en las últimas décadas. Más allá de las numerosas escuelas, ramas y variantes del budismo, hay seis claves que sintetizan el núcleo de la práctica budista.
1.- Meditación
La meditación es una técnica de entrenamiento psicológico y mental que antecede al budismo en varios siglos, quizás milenios, y que también se encuentra en otras tradiciones contemplativas en culturas de todo el mundo.
La meditación es la herramienta fundamental del budismo para cambiar el foco de lo exterior y cotidiano a lo interior y profundo. Desde esa técnica milenaria, la enseñanza budista proporciona técnicas de exploración y transformación mental, además de servir para reducir el estrés, el bienestar y la salud.
2.- Enseñanzas
El budismo pone mucho énfasis en el estudio y la comprensión de los descubrimientos que hizo Siddharta Gautama, el buda histórico. Si bien aquel sabio clásico compartió sus descubrimientos hace más de 2500 años, innumerables pensadores y maestros han transmitido esas palabras desde entonces hasta nuestros días en linajes que se pueden trazar directamente hasta el propio Gautama.
El Dalái Lama y otras organizaciones budistas, como la FPMT, han hecho posible que occidente cuente hoy en día con maestros y académicos formados en esos mismos linajes. En concreto, promueven la tradición monástica de Nalanda (una universidad india del silgo V), basada en el análisis riguroso y lógico. Esa esa misma tradición académica, con sus interpretaciones, análisis y métodos de estudio, la que seguimos en Ontinyent en los cursos que ofrecemos con maestros cualificados.
3.- Retiros
El retiro es una práctica budista clásica de interiorización y profundización de la enseñanza. Mediante unas condiciones exteriores óptimas (silencio, aislamiento, atmósfera de paz…), el practicante se centra de lleno en la meditación y la reflexión de los temas a tratar.
Los retiros rompen con la dinámica ajetreada del día a día y proporcionan una posición ventajosa de distancia, claridad y paz. Olvídate del móvil, del trabajo, de las facturas… Son ocasiones excepcionales para reconectar con uno mismo, reevaluar prioridades en la vida y solucionar conflictos internos que arrastramos más de lo que deberíamos.
4.- Educación emocional y actitudinal
Una de las finalidades del budismo es ayudarte a ser mejor persona. La psicología budista ofrece un detalladísimo mapa de las emociones humanas y de cómo manejarlas y vivir con ellas, con la base de que el bienestar que tú experimentes se trasladará también a los demás.
Desde la base psicológica del budismo, se pueden hacer talleres laicos y seculares de educación emocional y ética, desde los que puedes aprender a conocerte mejor, profundizar en tu mundo emocional y conseguir una transformación actitudinal que te lleve a ser la mejor versión de ti mismo.
5.- Estudio en grupo
En el budismo es importantísima la noción de sangha, es decir, compañeros en el camino. Esta palabra suele aplicarse a monjes y monjas ordenados en las tradiciones monásticas budistas, pero en términos más generales, sangha es todo aquel con quien compartes el viaje a la iluminación. Todo se hace mejor en compañía, incluso el estudio del budismo. Por eso, porque se vuelve más cómodo y disfrutable, se pueden encontrar grupos de estudio y discusión de las enseñanzas y textos budistas.
6.- Rituales y ceremonias
El aspecto más religioso del budismo es la celebración de rituales y ceremonias. Forman parte de la tradición milenaria mediante la cual se han transmitido los valores y descubrimientos del budismo. Tienen diversos usos y significados, así como varios aspectos estéticos llamativos y culturalmente interesantes.
Bonus: 7.- Responsabilidad universal
La meta del budismo es el bienestar total de todos los seres. Mientras estudias y practicas, no debes perder de vista a la gente que te rodea, tu entorno, los problemas del mundo… La práctica del budismo no estaría completa sin la acción social, ya sea en pequeña escala o a nivel global. La implicación en cuestiones como igualdad, justicia, desarrollo, sostenibilidad, etc., complementan la apertura hacia los demás y la mejora de las condiciones de todos. Figuras como Su Santidad el Dalái Lama, premio Nobel de la Paz en 1992, ejemplifican esa labor constante de trabajo por los demás.